¿EN LA NEVERA O FUERA? ESTA ES LA MEJOR MANERA DE CONSERVAR LOS HUEVOS EN CASA

Al recorrer los supermercados en España en busca de productos básicos, es común encontrar los huevos en estanterías a temperatura ambiente. Sin embargo, al llegar a casa, puede surgir la duda sobre si es mejor conservarlos a temperatura ambiente o refrigerarlos.

¿Cuál es la mejor opción para conservar los huevos?

La solución a esta cuestión se relaciona con un delicado equilibrio entre la temperatura y las variaciones térmicas. En el proceso de comercialización, los huevos se mantienen a temperatura ambiente en el supermercado por una razón particular: prevenir cambios bruscos de temperatura.

La conservación de los huevos en los supermercados

Desde la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (Inprovo) han señalado a 20minutos que un cambio abrupto de temperatura, especialmente de frío a calor, puede causar la formación de condensación en la superficie de la cáscara. Esto, a su vez, podría facilitar la entrada de microorganismos en el interior del huevo a través de los poros.

Por esta razón, se elige mantener los huevos a temperatura ambiente durante su almacenamiento y distribución, minimizando así los riesgos asociados con las fluctuaciones térmicas. No obstante, esta práctica se modifica cuando los huevos llegan a nuestros hogares.

La conservación de los huevos en casa

Se recomienda guardar los huevos en el frigorífico una vez que llegan a manos del consumidor. Al mantenerlos refrigerados, se prolonga su vida útil y se conservan todas sus propiedades. La refrigeración ayuda a preservar la frescura de los huevos durante más tiempo, asegurando su calidad hasta el momento de su consumo.

Además, para abordar específicamente el riesgo de condensación de humedad en la cáscara, se aconseja sacar del frigorífico solo la cantidad de huevos que se utilizarán en cada ocasión. Esto minimiza el tiempo que los huevos pasan a temperatura ambiente, reduciendo así la posibilidad de condensación y protegiendo la integridad del producto.

Mientras que en el supermercado los huevos se exhiben a temperatura ambiente para evitar cambios térmicos bruscos, en casa se recomienda refrigerarlos para mantener su frescura y calidad.

La clave está en encontrar el equilibrio adecuado entre la conservación durante el transporte y la prolongación de la vida útil en el hogar. Considerar estas pautas asegurará que disfrutemos de huevos frescos y seguros en nuestras preparaciones culinarias diarias.

Valor nutricional del huevo

Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), el huevo es un alimento de alto valor nutritivo, con un contenido energético moderado de 84 Kcal por unidad de tamaño medio.

Su proteína es de excelente calidad, destacándose por su alto valor biológico, aseguran. De hecho, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) la utiliza como referencia debido a su equilibrada proporción de todos los aminoácidos esenciales.

En la clara del huevo, encontramos proteínas como la ovoalbúmina (que representa el 54% de las proteínas de la clara), conalbúmina, ovomucina, y ovomucoide, entre otras. En la yema, están presentes proteínas de los gránulos como la lipovitelina, lipoproteínas LDL y fosfovitina, así como proteínas del plasma como la lipovitelinina y livetina.

En cuanto a las grasas, el huevo es rico en ácidos grasos monoinsaturados. Entre las vitaminas, se destacan la D y la A, además de varias del grupo B (B12, B2 o riboflavina, B3 o niacina y folatos). Entre los minerales, el huevo es una buena fuente de fósforo (gracias a su alto contenido en fosfolípidos), yodo y selenio. Además, contiene pigmentos importantes, como los carotenoides asociados a lipoproteínas y las xantofilas (zeaxantina y luteína), que poseen propiedades antioxidantes.

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