Usado en salsas, guisos, sopas y cremas, el tomate es uno de los ingredientes más versátiles en cocina. Sin embargo, muchas veces su acidez puede predominar y arruinar lo que podría haber sido un plato excelente. La acidez del tomate se debe a sus ácidos naturales, como el ácido málico y ácido cítrico, pero a partir de ahora no tendrás que preocuparte más por ellos. En este artículo te revelamos hasta 6 técnicas que te permitirán reducir la acidez de este ingrediente, para que puedas disfrutar de una salsa de tomate deliciosa y equilibrada.
Elige una cocción prolongada a fuego lento, ya que ayuda a que los azúcares presentes en el tomate se caramelicen. Aunque la acidez no desaparece del todo, queda completamente enmascarada por los sabores dulces que se desarrollan durante la cocción.
Este es quizás el método más conocido y popular. Añade una pequeña cantidad de azúca r o un ingrediente naturalmente dulce, como la zanahoria rallada, durante la cocción para lograr un plato más equilibrado. Al igual que en el método anterior, el sabor ácido no desaparece, pero con este truco logramos engañar a nuestras papilas gustativas, haciéndoles sentir que la acidez se ha reducido o desaparecido.
Otro método muy extendido es añadir un poco de bicarbonato de al guiso o salsa de tomate. En este caso, no se trata de enmascarar la acidez, sino de reducirla químicamente. Lo que ocurre es que, el bicarbonato, de naturaleza alcalina, neutraliza los ácidos naturales del tomate, convirtiéndolos en sales y agua.
Existen muchas variedades de tomate, algunas naturalmente más dulces que otras. Opta por aquellas con menor acidez para hacer tus recetas. Por ejemplo, los tomates cherry o los tomates pera son más dulces, lo que los hacen menos agresivos en términos de acidez. Además, si eliges tomates bien maduros, aumentarás el dulzor de forma natural, ya que contienen una mayor concentración de azúcares.
Añadir un poco de leche entera, crème fraîche o nata para cocinar a la salsa es una técnica menos conocida, pero muy eficaz. Funciona fundamentalmente por dos motivos; De una parte, los productos lácteos tienen una proteína (caseína) que ayuda a neutralizar parte de la acidez del tomate. Por otra, el contenido graso de la nata o la leche crea una película en la lengua que suaviza la sensación ácida.
Este es probablemente el truco menos conocido. Añadir a nuestra salsa o guiso algún trozo de patata o apio mientras se cocina ayudará a absorber parte de la acidez. ¿Por qué funciona? Estos ingredientes tienen un pH ligeramente alcalino y actúan como esponjas naturales, absorbiendo parte de los ácidos presentes en el tomate. Después, si lo prefieres, puedes retirarlos antes de servir.
¿Conocías estos trucos? ¿Cuál de ellos sueles utilizar? ¿Tienes algún otro remedio casero que no esté en esta lista? ¡No dudes en compartir tu experiencia en los comentarios!
Y ahora que tienes la certeza de que tu salsa de tomate quedará perfecta, es hora de ponerse el delantal y cocinar alguna de estas deliciosas recetas ↓↓